
Por qué es tiempo de reconocer al Pueblo Mapuche como herederos de un legado espiritual y profundo como el de Egipto o Göbekli Tepe.
Hay una razón por la cual el pueblo mapuche ha permanecido invisible en la conversación global sobre civilizaciones antiguas. No dejamos pirámides, ni templos megalíticos, ni glifos grabados en piedra. Y, sin embargo, perduramos. Resistimos primero al imperio español, luego al Estado chileno, y hoy seguimos de pie—no como una pieza de museo, sino como un pueblo vivo, que respira y sueña.
Los mapuche no estamos extintos. No somos una nota al pie. Somos una continuidad.
En este artículo, te invito a expandir tu perspectiva. El pueblo mapuche merece un lugar en la misma mesa donde estudiosos y buscadores discuten los legados de Egipto, Sumeria, Rapa Nui y los Andes. No porque hayamos levantado monumentos de piedra, sino porque cultivamos monumentos de espíritu.
I. Omitidos de la Historia: ¿Sin pirámides, sin civilización?
El trabajo de Graham Hancock ha abierto la puerta a reconsiderar qué define una "civilización". En Fingerprints of the Gods, Magicians of the Gods y America Before, ofrece evidencia convincente de una civilización global pre-cataclísmica cuyos rastros permanecen en megalitos y mitos alrededor del mundo. Los mapuche están ausentes de esa narrativa y es comprensible: no dejamos templos de piedra ni ciudades alineadas con las estrellas.
Lo que sí dejamos fueron los chemamüll—esculturas antropomorfas de madera, talladas en árboles sagrados, erigidas para guiar el alma de los difuntos hacia el plano espiritual conocido como Wenu Mapu. Aunque efímeras en material, estas figuras son portales entre mundos. Comparten un propósito con los moai de Rapa Nui, los megalitos de Sulawesi y las estatuas de Göbekli Tepe.
Solo que nosotros las construimos en madera, no en piedra. No porque careciéramos de conocimiento, sino porque elegimos mantener viva nuestra conexión a través de los seres vivos del bosque.

Comparación entre monumentos espirituales: Chemamüll mapuche, Moai de Isla de Pascua, Hombre de Urfa y Hombre de Karahan Tepe. Todos comparten el propósito de ser portales entre mundos.
II. El Chemamüll Hoy: Entre Guardianes Sagrados y Esculturas Públicas
Aunque los chemamüll nunca estuvieron destinados a perdurar como los monumentos de piedra, su significado jamás ha desaparecido. En ciertas comunidades mapuche, aún son recordados y, en algunos casos, restituidos en antiguos cementerios (eltuwe) como guardianes de los muertos. En 2016, por ejemplo, la comunidad Mallekoche, en el sur de Chile, volvió a erigir un chemamüll en su cementerio ancestral, no como un gesto de nostalgia, sino como un acto de continuidad espiritual y de defensa territorial. Estos seres de madera no son reliquias: siguen siendo participantes activos en el diálogo entre los vivos y los ancestros.

Chemamüll en Santiago, Chile. Estas figuras de madera son guardianes espirituales que conectan el mundo de los vivos con el de los ancestros.
Al mismo tiempo, muchos chemamüll —o sus réplicas— han sido trasladados a museos y espacios públicos. El Museo Chileno de Arte Precolombino en Santiago, el Museo Mapuche en Cañete y el Museo de Historia Natural en Concepción albergan piezas que alguna vez custodiaron cementerios. Incluso el Ethnologisches Museum en Berlín conserva chemamüll recolectados en el siglo XX. Estas exhibiciones, aunque otorgan visibilidad, plantean preguntas: ¿puede un guardián funerario, arrancado de su cementerio, seguir cumpliendo su rol, o ha sido despojado de su propósito?
En plazas y parques, la disociación es aún más fuerte. Réplicas se alzan en el Cerro Santa Lucía y el Parque Araucano en Santiago, en el monumento ribereño de Talca, y en la plaza principal de Galvarino. Allí se presentan como símbolos de identidad regional, pero desconectados de su origen funerario. Para el ojo no informado, se transforman en esculturas exóticas—adornos de una cultura que todavía lucha por ser reconocida.
Este desplazamiento—del cementerio al parque, del guardián sagrado al ícono turístico—ilustra cómo la memoria cultural puede diluirse. En la cosmovisión mapuche, el eltuwe no es simplemente un cementerio, sino un umbral entre mundos, donde el püllü (alma) inicia su viaje hacia el Wenu Mapu. El chemamüll estaba allí como protector, asegurando que los muertos no quedaran abandonados. Trasladados a los espacios urbanos, dejan de ser portales y se convierten en decoraciones.
Y, sin embargo, la resiliencia persiste. Cada chemamüll en un museo hoy despierta un diálogo con las comunidades mapuche, que demandan cada vez más que las exhibiciones respeten su dimensión espiritual. En Concepción, los kimche han trabajado con curadores para replantear la muestra, reconociendo que un chemamüll no es solo madera: es presencia, espíritu, memoria. De la misma manera, cuando las comunidades recuperan cementerios y levantan nuevos chemamüll, reafirman su soberanía tanto sobre la tierra como sobre los mundos invisibles que la habitan.
La tensión entre continuidad y apropiación refleja la lucha del pueblo mapuche. Nuestro pueblo siempre ha defendido no la riqueza material, sino la integridad espiritual. Así como los bosques, ríos y montañas no pueden reducirse a "recursos" sin consecuencias, los chemamüll no pueden reducirse a estatuas sin pérdida. Son centinelas del alma.
III. Una Tecnología Espiritual Sin Enteógenos
Donde Hancock habla de la Ayahuasca como un portal hacia la supraconciencia, el pueblo mapuche dice: sí, pero no solo eso. Desde hace mucho tiempo accedemos a estados expandidos mediante la respiración, rituales, los sueños y el lenguaje—sin necesidad de plantas visionarias.
El wüño kütral (fuego interno, semejante al Kundalini o al Chi) asciende desde la tierra a través del cuerpo, conectando el Minche Mapu (mundo subterráneo), el Nag Mapu (este mundo) y el Wenu Mapu (mundo superior). Esto no es una metáfora, sino una realidad energética vivida, experimentada en ceremonias, sueños y estados de trance.
La glándula pineal, conocida tanto por la ciencia moderna como por el antiguo Egipto, no se despierta únicamente a través de moléculas. Se activa mediante vibración, intención y alineamiento. Los mapuche la despiertan a través del canto (ül), los sueños (pewma), el sonido del kultrún y la comunión con el territorio sagrado. Nuestra cosmovisión está diseñada para sostener esa conexión.

Comparación de sistemas energéticos espirituales: el Wuño Kütral mapuche se relaciona con el Merkaba egipcio, el Kundalini hindú y el Chi taoísta, mostrando la universalidad de estas tecnologías espirituales.
IV. El Gran Diluvio También Alcanzó el Sur
Los mapuche también conservamos un mito del diluvio: la leyenda de Trentren y Caicai. Relata cómo el mar se levantó para tragarse la tierra, y cómo la tierra se alzó para salvar a sus hijos. Los sobrevivientes se transformaron en aves o en piedras, resonando con el mismo cataclismo que Hancock sitúa alrededor del 10.500 a. C.

Tren Tren y Cai Cai: la leyenda mapuche del gran diluvio. La serpiente de la tierra (Tren Tren) luchó contra la serpiente del mar (Cai Cai) para salvar a la humanidad, resonando con mitos de diluvio globales.
Si la sabiduría fue transmitida por los sobrevivientes de un diluvio global, entonces los mapuche no somos periféricos en la historia. Somos sus portadores.
V. La Resistencia Como Evidencia de Valor
¿Qué clase de pueblo puede resistir durante 500 años?
Los mapuche somos la única nación indígena en América Latina que inspiró a sus conquistadores un poema épico: La Araucana. Firmamos tratados con España como un pueblo soberano. Mantuvimos nuestro territorio al sur del río Bío-Bío durante siglos. Y cuando la República de Chile rompió esos tratados, resistimos nuevamente.
Resistimos no para conquistar, sino para defender algo sagrado: el paraíso. Como dijo el filósofo Gastón Soublette, los mapuche no defendían tierra ni oro, sino la sabiduría de cómo vivir en armonía con la naturaleza. Eso es más que un monumento: es una forma de ser.
VI. Un Llamado a Expandir el Círculo
Señor Hancock, su obra ha inspirado a millones a cuestionar la historia oficial. Nos ha mostrado estrellas y piedras, frecuencias y pasados olvidados.
Pero miremos también hacia el sur.
El pueblo mapuche ha preservado una tecnología espiritual más antigua que la conquista, más antigua que los Andes, quizá más antigua que el mismo diluvio. No buscamos reemplazar a nadie en la narrativa—solo ser incluidos.
No todas las huellas digitales están talladas en granito. Algunas se susurran en los sueños. Otras se cantan al bosque. Y algunas arden todavía como fuego en el alma.
Nosotros somos ese fuego.

Galvarino: El Guerrero Sin Manos. Símbolo viviente de la resistencia mapuche, demostró que la dignidad puede arder más fuerte que el dolor. Su coraje encarna el wüño kütral—el fuego interior que ninguna espada puede apagar.
VII. Las Voces de los Mapuche
La cosmovisión mapuche no se transmite a través de monumentos ni de textos escritos, sino mediante las palabras—expresiones concisas y luminosas que contienen múltiples capas de sentido. Estos dichos y definiciones abren una comprensión más profunda de nuestra cultura. A continuación comparto algunos ejemplos de este lenguaje vivo, que también desarrollo en mi libro Konas de Luz.
Tres dichos que revelan la profundidad de nuestra civilización espiritual:
En la cosmovisión mapuche, el kizu ngünewün—libertad—no es un estado natural ni un derecho concedido por otros, sino una facultad que se cultiva mediante la voluntad, la disciplina y la soberanía interior. Ser libre es gobernarse a sí mismo, dominar el propio destino en lugar de ser dominado por él. A diferencia de la noción occidental, que a menudo enfatiza la ausencia de restricciones externas, la libertad mapuche requiere la conquista interior. No se otorga—se gana. Nadie es verdaderamente libre hasta que lo ha logrado dentro de sí. El propósito del libro Konas de Luz es acercarse a este kizu ngünewün. Al introducir la meditación como parte del camino del Kona de Luz, desarrollamos este principio, mostrando cómo la libertad interior es la base de toda transformación auténtica.
Como escribe Ziley Mora en Filosofía Mapuche (2019), el kizu ngünewün no se centra en las circunstancias externas, sino en el desarrollo espiritual.
En la cosmovisión mapuche, las palabras no son etiquetas arbitrarias; son llaves vivas que revelan la esencia de la existencia.
Wentru – Hombre
Formado de wen (cielo) y tru (ser arrojado, contraído), wentru significa "un cielo contraído en un cuerpo". El hombre se entiende como un espíritu preexistente de los cielos, arrojado a la Tierra y revestido de carne. No es simplemente materia—es espíritu encarnado, eco de la idea bíblica de la humanidad como soplo divino en forma mortal.
Zomo (Domo) – Mujer
La mujer es "aquella a través de la cual somos más". Más allá de ser dadora de vida y fertilidad, es también la despertadora: la que tiene por misión sacar al hombre de su letargo y guiarlo hacia sus facultades superiores. En el mito, donde sus pasos tocaban la tierra árida, brotaban árboles y hierba. Es compañera y fuerza creadora, encarnación viva de la renovación.
Püllü – Espíritu
Literalmente "lo más pequeño", el término refiere a la esencia que se contrae en la forma, un punto de ser puro. El püllü no es materia, sino que pertenece a otro plano. La tarea espiritual de la vida es refinar el am (alma, psique) hasta que se convierta en püllü, el espíritu despierto. Así, hombre y mujer participan juntos en una alianza noble: despertarse mutuamente a una conciencia más elevada.
Kona – Guerrero del Espíritu
En el pensamiento mapuche, kona nombra al guerrero, aquel que se arroja al corazón del conflicto con valentía y fuerza. Sus raíces hablan de entrar (ko) y luchar (na), pero sus ecos van más profundo: también se asocia al felino salvaje de la Araucanía, el kod-kod, cuya postura desafiante se volvió metáfora de vitalidad y resistencia.
Y sin embargo, llamar kona a alguien no es solo nombrar a un luchador. Es reconocer un fuego interior—alguien que se atreve a entrar en la lucha, no por conquista, sino por dignidad. Un kona es el que se yergue frente al caos, quien protege tanto a la comunidad como al espíritu.
Este es el sentido de Konas de Luz. No somos guerreros de hierro ni de imperio, sino guerreros de iluminación—hombres y mujeres que entran en la batalla de nuestro tiempo con la misma valentía de sus ancestros, pero empuñando otra arma: la conciencia. No luchan para destruir, sino para despertar. No marchan hacia la guerra, sino hacia el alma humana, llevando luz donde hay sombra.
Kimwentrulan – Virginidad
En el pensamiento mapuche, la virginidad (kimwentrulan) no es una condición biológica, sino un estado de conocimiento y receptividad. La palabra se forma de kim ("saber, intuir"), wentru ("hombre") y lan ("muerte" o "eclipse"). Evoca literalmente un eclipse del conocimiento: el velo temporal de la sabiduría que el hombre—su energía masculina—puede aportar.
La virginidad, entonces, tiene varios niveles de significado. Puede describir a la mujer que aún no ha recibido el conocimiento de un hombre; o a aquella que, incluso iniciada físicamente, conserva intacta su sabiduría intuitiva. En un nivel superior, se refiere a la mujer que rechaza al wentru común—al simple hombre—para abrirse solo al füta (gran hombre), el esposo noble que despierta sus facultades más profundas.
Así, la virginidad no se trata de la pérdida de un sello físico, sino de la relación entre la mujer y la sabiduría. Puede eclipsarse, preservarse o transfigurarse según su apertura al conocimiento. En última instancia, kimwentrulan nombra una tarea: discernir cuándo dejar entrar la luz de la verdadera comprensión, y cuándo resguardarla.
A través de estas palabras, la filosofía mapuche muestra su núcleo no materialista: el ser humano no es un accidente de la materia, sino una encarnación del espíritu en un viaje de despertar.
Dónde Aprender más sobre los Mapuche
Para quienes deseen profundizar en la cosmovisión mapuche, existen diversos recursos que ofrecen más que una historia superficial. Abren puertas a la dimensión espiritual —cosmología, rituales y guardianes como los chemamüll— que definen la civilización mapuche como un legado vivo.
Material Online
1. Cultura y Cosmovisión Mapuche – UC Berkeley
Una colección digital curada por la Universidad de California, Berkeley, que introduce la cosmovisión mapuche a través de historias orales, material audiovisual y perspectivas interculturales. Es una de las mejores puertas de entrada para audiencias angloparlantes que deseen encontrarse directamente con la espiritualidad mapuche.
2. Wikipedia – Religión Mapuche
Aunque sencillo, el artículo en inglés sobre la religión mapuche ofrece una visión estructurada de los reinos cosmológicos (Wenu Mapu, Nag Mapu, Minche Mapu), el concepto de püllü (alma), el rol de la machi (guía espiritual) y los espíritus ancestrales conocidos como Pillan. Es un punto de partida conciso hacia el universo espiritual.
3. Los Chemamüll: Tradición Sagrada y Símbolo de Resistencia
Un ensayo académico que explora al chemamüll como guardián funerario, su supervivencia en comunidades mapuche y su transformación en símbolo de resistencia cultural. Ofrece un contexto detallado para comprender por qué estas figuras de madera no pueden reducirse a piezas de museo o esculturas de parque.
Libros
Bacigalupo, Ana Mariella. Shamans of the Foye Tree: Gender, Power, and Healing among Chilean Mapuche.
Una etnografía fundamental que explora el rol del machi, entrelazando género, espiritualidad y resistencia política. Es rigurosa y profundamente humana.
Course, Magnus. Becoming Mapuche: Person and Ritual in Indigenous Chile.
Una exploración perspicaz sobre la noción de persona, la práctica ritual y la cosmología en comunidades mapuche contemporáneas, mostrando cómo identidad y espiritualidad permanecen inseparables.
Documentales
La Ceremonia (2019, Dir. Carolina Adriazola & José Luis Sepúlveda)
Una poderosa película que sigue las luchas de líderes espirituales mapuche mientras enfrentan tanto el conflicto político como la defensa de los rituales ancestrales.
Wallmapu (2002, Dir. Jeannette Paillán)
Un documental clásico realizado por una cineasta mapuche que presenta directamente la cosmovisión, historia y resistencia del pueblo, entrelazando espiritualidad y supervivencia política.
En conjunto, estos recursos forman una constelación: voces académicas, populares y artísticas que convergen en una verdad central: los Mapuche no son un fragmento olvidado del pasado, sino una civilización del espíritu cuya sabiduría aún arde hoy.